El derecho a la
salud sexual y reproductiva es la demanda básica e insustituible de millones de
mujeres que, por motivos de desigualdad de género, clase y etnia, ha sido
históricamente negada y obstaculizada.
América Latina
debate una nueva perspectiva en el reconocimiento a los derechos de los humanos
y las humanas. El encuentro en Costa Rica en 1987 sentó un precedente en la
lucha de las mujeres por el acceso a sus derechos. En él agrupaciones
feministas latinoamericanas, acompañadas
por el Movimiento SALUD POR LOS PUEBLOS
pudieron problematizar sus realidades y proclamar reclamos urgentes que
atiendan su calidad de vida desde una perspectiva de derechos humanos.
El incumplimiento y
la negación del derecho a la salud, y los altos índices de complejidades sin
atención sanitaria fueron los principales puntos a considerar por las mujeres
que participaron de este encuentro, el cual significó un llamado a la reflexión
y lucha para todxs lxs que buscamos prácticas igualitarias de vida y
desarrollo.
Los sistemas de
salud de los gobiernos, y las propias instituciones estatales son obsoletas
para dar respuestas eficientes a estos reclamos. Muestran indisimuladamente posiciones
políticas cuyos argumentos tiene como principal referencia las posturas de los
movimientos anti-derechos (autoproclamados pro-vida), cuya participación en el
contexto político y el debate ideológico busca imposibilitar cualquier
discusión acerca del derecho a la salud de las mujeres y sus reclamos de
autonomía.
Las instituciones
del Estado y corporaciones médicas, farmacéuticas, la iglesia católica y las
agrupaciones anti-derechos pretenden
continuar con condiciones de sometimiento sostenidas por dogmas morales que no
hacen más que reproducir los pilares de este
sistema patriarcal y capitalista.
Poder abordar en un
debate maduro que nos involucre a todxs como sujetxs de derechos las demandas
básicas que reclaman las agrupaciones feministas - que están atendiendo los
derechos de salud, como la implementaciones de políticas públicas enfocadas a
la atención primaria de la salud, las políticas sociales, económicas y globales
puedan ser atendidas de manera integral como respuesta urgente y fundamental a
las mujeres del mundo.
En este marco el
Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito forma parte de un debate
contemporáneo en Latinoamérica. Otras experiencias ya han demostrado que la
legalización del aborto no supone un aumento de las interrupciones de embarazo,
aunque sí produce una reducción drástica de las muertes de mujeres. Este es el
punto que los sectores anti-derechos buscan ocultar erigiéndose en defensores
de la vida.
La doctrina que
imponen estos grupos les otorga a las mujeres un rol pasivo respecto de estos
reconocimientos sentenciándolas a la maternidad obligatoria. El intento de
desafiar estos mandatos implicará la estigmatización e inclusive la muerte.
Mantener el carácter
clandestino del aborto, aún para las que puedan acceder en forma segura, somete
a las mujeres por igual a una política que las infantiliza y les niega el
derecho a decidir sobre sus propios cuerpos, despojándolas así de este derecho humano
incuestionable.
Porque el Derecho al
Aborto no es sólo una cuestión de mujeres
La desigualdad de
poder entre mujeres y varones es un condicionante de gran relevancia a la hora
de que las mujeres puedan elegir cuidarse, por lo que no es sólo con
información y acceso a los métodos anticonceptivos que se previene un embarazo
no deseado, sino también fortaleciendo la autonomía de las mujeres, y
desnaturalizando aquellas prácticas que nos ubican a los varones en un lugar de
superioridad.
De todo el
repertorio de prácticas desiguales que desplegamos en nuestras vidas, las
prácticas sexuales masculinas influyen
considerablemente en la negación de la
igualdad entre los géneros. La vivencia de la sexualidad masculina como
fuente de poder, competitiva y reducida a la genitalidad, se combina con una
gran irresponsabilidad que se plasma en la creencia de que el cuidado
corresponde al universo de las mujeres., y la idea de que las consecuencias de
no cuidarse no afectan el cuerpo de los varones. Esta omnipotencia se traduce
en prácticas de riesgo, y también de violencia.
Los varones
debemos involucrarnos en el reclamo por
el derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. La lucha desplegada durante
décadas por las mujeres debe hacernos reflexionar acerca de aquellas prácticas
sexistas que reproducen las desigualdades del sistema patriarcal.
Educacion sexual
para decidir, aniconceptivos para no abortar, Aborto Legal para no morir.
Colectivo de Varones
Antipatriarcales
Excelente la nota!!! Esto es lo que deberíamos pensar todos y todas. Me gustó mucho leer esta nota. Estoy con ustedes.
ResponderEliminarElida